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Chequeo auditivo: qué tiempo debo visitar al audiólogo

Paciente en chequeo auditivo con audiólogo
Paciente en chequeo auditivo con audiólogo

Acudir al audiólogo con regularidad es una de las mejores maneras de mantener una buena salud auditiva y asegurar que los audífonos funcionen de manera óptima. Muchas personas creen que basta con la adaptación inicial, pero en realidad el chequeo auditivo es un hábito que evita complicaciones, detecta cambios en la audición y prolonga la vida útil de los dispositivos.

Un chequeo auditivo no debe entenderse como una cita médica cualquiera, sino como una parte esencial del cuidado de la salud. Al igual que las visitas periódicas al dentista o al oftalmólogo, acudir al audiólogo con cierta frecuencia permite detectar problemas antes de que se conviertan en situaciones más graves. La audición, además, está vinculada al bienestar emocional y a la comunicación diaria, por lo que mantenerla en óptimas condiciones repercute directamente en la calidad de vida.

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La importancia de las visitas periódicas

Un audífono medicado no es un aparato estático. Con el tiempo, el oído del usuario cambia, los moldes pueden desgastarse y las condiciones de audición varían. El chequeo auditivo permite ajustar el dispositivo a esas nuevas necesidades. Además, el audiólogo verifica que no existan daños, problemas de calibración o acumulación de cerumen que afecten el rendimiento.

Estas revisiones también sirven para detectar a tiempo pérdidas auditivas progresivas, algo común en adultos mayores. Ajustar la programación del audífono a tiempo evita frustraciones y mejora la calidad de vida del usuario. Incluso en personas jóvenes que utilizan audífonos por causas genéticas o problemas puntuales, un seguimiento constante asegura que el aparato siempre responda a los entornos sonoros cotidianos, como el trabajo, los estudios o las reuniones familiares.

Cada cuánto tiempo es recomendable un chequeo auditivo

La frecuencia de las visitas puede variar según la edad, el tipo de audífono y la condición auditiva, pero en general se recomienda:

  • Cada seis meses: para quienes utilizan audífonos por primera vez, ya que el oído y el cerebro requieren un periodo de adaptación en el que son frecuentes los ajustes.

  • Una vez al año: en usuarios estables, que ya se encuentran adaptados a sus audífonos y no han presentado cambios notorios en la audición.

  • Visitas adicionales: en caso de molestias, pérdida de rendimiento del audífono o problemas con los moldes.

El chequeo auditivo no es solo un trámite técnico, sino una forma de prevenir complicaciones y garantizar que los dispositivos se ajusten a la vida del usuario. Vale la pena señalar que, en países donde existen campañas de prevención auditiva, incluso personas que no usan audífonos son invitadas a realizar revisiones periódicas, especialmente si trabajan en ambientes ruidosos o tienen antecedentes familiares de pérdida auditiva.

Señales de que necesitas acudir antes de lo previsto

Aunque la visita anual o semestral es la norma, existen señales que indican la necesidad de acudir de inmediato al especialista:

  • El audífono produce ruidos extraños o pitidos frecuentes.

  • El molde auditivo genera molestias o ya no se ajusta bien al oído.

  • La batería dura menos de lo habitual en los audífonos recargables o convencionales.

  • Se percibe una disminución repentina en la calidad del sonido.

  • El usuario siente más dificultad para entender conversaciones en ambientes ruidosos.

  • Presencia de dolor, irritación o acumulación excesiva de cerumen en el canal auditivo.

Ignorar estas señales puede derivar en un empeoramiento de la audición, fallas irreversibles en el audífono o incluso infecciones del oído. El chequeo auditivo temprano ayuda a evitar que pequeños inconvenientes se conviertan en problemas mayores.

Revisión de moldes y ajustes técnicos

Durante el chequeo auditivo, uno de los puntos clave es la revisión de los moldes. Con el uso continuo, los moldes auditivos pueden endurecerse, agrietarse o simplemente perder la forma. En esos casos, el audiólogo recomienda un cambio para recuperar el sellado y mejorar el sonido.

Además, los audífonos medicados requieren ajustes técnicos periódicos. La calibración digital permite adaptar el dispositivo a la evolución de la pérdida auditiva y a los entornos en los que el paciente se desenvuelve. Un buen ajuste hace la diferencia entre escuchar con claridad o percibir un sonido distorsionado.

El especialista también aprovecha la visita para limpiar los dispositivos, verificar los filtros y enseñar al usuario nuevas formas de cuidado. Esto es especialmente útil en pacientes mayores que, en ocasiones, pueden manipular incorrectamente sus audífonos y provocar daños sin darse cuenta.

Revisión de moldes auditivos en clínica
Revisión de moldes auditivos en clínica

Beneficios de mantener un calendario de chequeo auditivo

Adoptar la rutina de visitar al audiólogo en los tiempos recomendados genera múltiples beneficios:

  • Se prolonga la vida útil del audífono.

  • Se evitan gastos imprevistos en reparaciones mayores.

  • El usuario se mantiene motivado al percibir mejoras constantes.

  • Se reducen los problemas de retroalimentación o ruidos molestos.

  • Se garantiza que el audífono funcione de manera adecuada en todo momento.

Un calendario de chequeo auditivo no solo organiza las visitas, también refuerza la idea de que la audición es un aspecto central de la salud integral. Quienes cumplen con este hábito suelen presentar menos complicaciones y una mejor adaptación a sus dispositivos.

El rol del audiólogo como acompañante

Más allá de los ajustes técnicos, el audiólogo cumple un papel fundamental como acompañante en el proceso de rehabilitación auditiva. Es quien resuelve dudas, enseña a cuidar los dispositivos y ofrece soluciones personalizadas. Una relación cercana con el especialista facilita la adaptación y aumenta la confianza del usuario.

El audiólogo no solo calibra audífonos: también educa al paciente y a su familia sobre cómo enfrentarse a situaciones del día a día, como conversar en lugares con ruido, utilizar el teléfono con audífonos o mantener una comunicación más clara con los seres queridos. De esta forma, el chequeo auditivo se convierte en un espacio de orientación y apoyo continuo.

Chequeo auditivo y prevención para toda la familia

Aunque la mayoría de usuarios acude al audiólogo una vez que presenta pérdida auditiva, también es recomendable que personas sin síntomas realicen chequeos periódicos. Los niños, por ejemplo, pueden beneficiarse de evaluaciones tempranas que detecten dificultades en el aprendizaje relacionadas con problemas auditivos no diagnosticados.

En adultos jóvenes, un chequeo auditivo ayuda a identificar los efectos del uso prolongado de auriculares a alto volumen, algo cada vez más común. En el caso de los adultos mayores, la prevención cobra aún más relevancia, ya que la pérdida auditiva suele asociarse a aislamiento social, depresión o deterioro cognitivo. Detectar estas dificultades a tiempo permite implementar estrategias de acompañamiento adecuadas.

Una inversión en bienestar

El chequeo auditivo es, en definitiva, una inversión en salud y bienestar. Escuchar mejor no solo significa entender palabras, sino también conectar con el entorno, disfrutar de la música, mantener relaciones sociales activas y evitar el deterioro cognitivo asociado a la pérdida auditiva no tratada.

Acudir al audiólogo con regularidad es la forma más efectiva de asegurar que los audífonos cumplan su función, que los moldes se mantengan en buen estado y que la audición evolucione bajo control profesional. Un hábito sencillo que marca una gran diferencia en la vida diaria.