La audición es uno de los sentidos más valiosos para la comunicación, la vida social y el desarrollo personal. Sin embargo, distintas enfermedades pueden deteriorarla de forma progresiva o repentina, generando pérdidas leves o incluso sordera profunda. Conocer cuáles son estas enfermedades que causan sordera permite identificar señales de alerta y buscar atención temprana antes de que el daño sea irreversible.
A continuación, se presentan diez condiciones médicas que tienen un impacto directo en la salud auditiva y que deben ser vigiladas de cerca.
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1. Otitis media crónica
Esta es una de las enfermedades que causan sordera. La inflamación persistente del oído medio es una de las principales causas de pérdida auditiva en niños y adultos. Cuando las infecciones son recurrentes y no reciben tratamiento adecuado, pueden dañar el tímpano y los huesecillos encargados de transmitir el sonido. En casos graves, la otitis crónica provoca sordera parcial permanente. Además, las secreciones constantes y el dolor recurrente afectan la calidad de vida, interfiriendo en la capacidad de aprendizaje en los niños y en la productividad de los adultos.

2. Meningitis
Esta infección que afecta las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal también puede comprometer la audición. La meningitis bacteriana, en particular, daña las células sensoriales del oído interno, lo que ocasiona sordera profunda en algunos sobrevivientes. Se estima que hasta un 30% de los pacientes que superan una meningitis pueden presentar algún grado de pérdida auditiva. Por ello, la vacunación y el tratamiento inmediato son medidas preventivas fundamentales para evitar estas enfermedades que causan sordera.
3. Enfermedad de Ménière
Se trata de un trastorno del oído interno caracterizado por vértigo intenso, zumbidos (acúfenos) y pérdida auditiva fluctuante. Con el tiempo, la enfermedad de Ménière deteriora de manera irreversible la capacidad auditiva en uno o ambos oídos. Su origen se asocia a un exceso de líquido en el oído interno, aunque aún no existe una causa única confirmada. Además del impacto físico, los episodios de vértigo pueden ser incapacitantes, afectando la vida laboral y social de los pacientes.
4. Rubéola congénita
Cuando una mujer embarazada contrae rubéola, el virus puede transmitirse al feto y provocar defectos congénitos, entre ellos pérdida auditiva severa. La rubéola congénita es una de las enfermedades que causan sordera desde el nacimiento y afecta la comunicación del niño durante toda la vida. Este tipo de sordera congénita es irreversible, pero puede prevenirse con la vacunación de las mujeres en edad fértil, lo que refuerza la importancia de la inmunización como herramienta de salud pública.
5. Citomegalovirus (CMV)
El citomegalovirus es una infección común que, en mujeres embarazadas, puede transmitirse al bebé en desarrollo. Uno de los efectos más serios del CMV congénito es la pérdida auditiva progresiva, que puede aparecer en la infancia aunque el recién nacido parezca sano al nacer. Esta condición suele pasar desapercibida en los primeros meses de vida, lo que resalta la importancia de las pruebas auditivas neonatales para identificar casos de manera temprana.

6. Síndrome de Usher
Se trata de una enfermedad genética que combina sordera y pérdida de visión por retinitis pigmentaria. Los niños con síndrome de Usher nacen con distintos grados de sordera y, con el tiempo, experimentan ceguera progresiva. Es una de las principales causas de sordoceguera en el mundo. La detección temprana permite ofrecer apoyo especializado en comunicación, como el uso de lengua de señas y dispositivos tecnológicos que mejoran la autonomía de los pacientes.
7. Traumatismos craneales
Un golpe fuerte en la cabeza puede lesionar estructuras delicadas del oído interno o interrumpir la conexión entre el oído y el cerebro. Dependiendo de la magnitud del traumatismo, el paciente puede presentar sordera súbita, pérdida parcial de la audición o zumbidos persistentes. En algunos casos, la pérdida es reversible con tratamiento, pero en otros puede ser permanente. Usar casco en actividades de riesgo, como deportes extremos o trabajos de construcción, es una forma sencilla de prevención de estas enfermedades que causan sordera.
8. Diabetes
La diabetes no solo afecta los vasos sanguíneos del corazón o los riñones; también compromete la circulación del oído interno. Con el tiempo, los niveles altos de glucosa dañan las pequeñas arterias que nutren la cóclea, generando pérdida auditiva progresiva. Los pacientes diabéticos tienen hasta el doble de riesgo de sufrir sordera. Mantener un control estricto de la glucosa y llevar un estilo de vida saludable son claves para reducir este riesgo.
9. Esclerosis múltiple
Este trastorno neurológico autoinmune deteriora la mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas. Cuando afecta los nervios auditivos, la esclerosis múltiple provoca pérdida de la audición y problemas en la transmisión de señales sonoras al cerebro. Aunque no todos los pacientes la desarrollan, representa un factor de riesgo importante. La rehabilitación auditiva y los tratamientos farmacológicos ayudan a manejar los síntomas y a mejorar la calidad de vida.
10. Presbiacusia (envejecimiento auditivo)
El envejecimiento natural es una de las principales enfermedades que causan sordera progresiva. La presbiacusia aparece de forma gradual en adultos mayores y afecta sobre todo la capacidad de entender conversaciones en ambientes ruidosos. Aunque no puede revertirse, el uso de audífonos medicados de última generación, como los de Unitron y Oticon, permite mantener la comunicación activa y mejorar la calidad de vida. Estos dispositivos incluyen tecnologías de conectividad que facilitan el uso del teléfono móvil y la interacción social.

Importancia de la detección temprana
La mayoría de estas enfermedades que causan sordera pueden controlarse o tratarse si se diagnostican a tiempo. Los chequeos auditivos regulares, especialmente en personas con factores de riesgo, ayudan a detectar cambios en la audición antes de que el daño sea irreversible. En los niños, la detección temprana es esencial para garantizar un adecuado desarrollo del lenguaje y del aprendizaje escolar.
La prevención incluye vacunación contra infecciones como la meningitis y la rubéola, control estricto de la diabetes, uso de protección auditiva en ambientes ruidosos y visitas periódicas al audiólogo.
Soporte y soluciones actuales
Cuando la pérdida auditiva ya se ha instalado, el soporte tecnológico ofrece alternativas efectivas. Los audífonos medicados modernos cuentan con funciones avanzadas de reducción de ruido y conectividad que facilitan la vida diaria. Además, existen implantes cocleares para casos de sordera profunda, los cuales estimulan directamente el nervio auditivo y permiten recuperar parte de la audición.
El acompañamiento profesional asegura que cada usuario reciba la mejor solución adaptada a su condición médica y estilo de vida. Contar con la orientación de especialistas no solo mejora la salud auditiva, sino que también fortalece la autoestima y la integración social.